viernes, 6 de mayo de 2011

Islas y túneles

Sé que es viernes por la noche, entiendo que si o si uno tenga que estar alegre y feliz por estas horas... Y que conste que no estoy amargada, pero un pensamiento se me cruzó hace unos minutos y no quiero dejar de plasmarlo en este espacio, un poco para incluso tenerlo presente más adelante.

En la cena familiar surgió la tan remanida cuestión de los sueños y sus posibles interpretaciones. No importa qué se dijo ni qué se concluyó de eso, lo que si me dejó latente el recuerdo de dos sueños que tuve relacionadas con hombres de mi existencia.

El primero es del chico que me gustaba en la primaria, que claro está nunca me dio bola, pero bueno, el dato central es que yo habré soñado esto a los 11, a lo sumo 12 años. Se desarrollaba así:

Yo estaba sola, en un espacio abierto. De golpe mi visión de amplía y me percato de que estoy en una isla. Mi isla era parte de un conjunto de muchas otras, una de las cuales mi objeto de deseo moraba. Y yo trataba de alcanzarlo, trataba de ir a su isla pero era imposible, el mar que nos separaba era poco pero se ve que profundo, porque no podía pasar para el otro lado (y no había un bote, claro jeje)

El segundo sueño fue con el único flaco que me movió el piso en mi vida. De hecho de modo "sanador" me dediqué a armar este blog para poder superar una ruptura que no estaba dispuesta a aceptar (y que aún me cuesta aceptar). Y en el sueño ocurría lo siguiente: yo estaba en el andén del tren en Retiro esperando que llegara la formación... y en eso lo diviso. Todo se vuelve blanco y negro y él cada vez se acerca más. De golpe ese espacio concreto se disuelve y en su lugar aparecen dos túneles que parecían de vidrio, porque yo lo podía ver y asumo que él a mi. En uno circulaba él y en el otro yo estaba parada, atónita ante su presencia. Él por supuesto pasa por su túnel y sigue sin dirigirme siquiera una mirada. Por supuesto fue un sueño triste y me desperté sobresaltada de la angustia que me pesaba en el pecho.

Dos sueños, la misma lógica: ellos y yo estamos en el mundo. Nos vemos, quizá alguna vez hayamos estado en contacto. Pero sus mundos y el mío jamás conectaron. No existe un puente entre uno y otro, no hay lazo. Simplemente distancia y abismo imposibles de franquear.

Y me pregunto si acaso eso solo habla de esas relaciones puntuales o de cómo yo me siento con el resto de los humanos. Puedo interactuar, puedo reir, puedo tener algo físico inclusive, pero conectar en un nivel profundo, no.

Y es triste y un tanto desolador si lo pensás.

Por eso amo tanto el libro "El Túnel", porque es la metáfora de mi existencia.

1 comentario:

  1. Todos nos hemos sentido asi en algun momento... ya vendran tiempos mejores ;) me encantó tu blog! te sigo!

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